“Necesito del mar porque me
enseña” Pablo Neruda
El polvo de los pigmentos
minerales y vegetales que con otras sustancias se convierte en óleo vuelve a su
estado natural en “Hilos luminosos”, pues si bien Cristina utiliza pintura y
otros elementos en la obra, el resultado final aparenta ser un espacio arenoso
con surcos antiguos. Como si se tratara de una bahía por donde han caminado
infinitas historias. Las estelas de la arenilla se hacen visibles con la sal
marina y los componentes del agua ancestral.
El mar, en su frecuente vaivén, pacientemente
va revelando los hilos argumentativos de los personajes que alguna vez los
vivieron. Cristina en calidad de artista, pero sobre todo de observadora
sensible ve destellos en estas marcas de la arena, porque en un pasado tuvieron
uniones y separaciones que hoy por hoy siguen brillando, pese al paso de los
años. Para que exista la luz en los pequeños filamentos de la playa es
necesario que el océano se agite de emociones diversas y las infunda sobre la
arena.
Por Adriana Cantoral