Las finas partículas
interestelares tocan con las puntas de los pies, en silencio, los cielos de la
Tierra. En esta obra, Cristina Arnedo levanta la mirada, a la par que los
pinceles, para pintar el manto celeste alterado por las diminutas arenas galácticas.
El Dr. Atl, postulaba el aeropaisaje y cosmopaisaje como una manera de acceder
a la totalidad del universo. Él aclaraba que su tiempo correspondía al del
aeropaisaje, pero que no descartaba ir más allá. De tal modo, la obra “Líridas
de Abril” parece un ensayo en honor a las inquietudes intelectuales y
artísticas del maestro Gerardo Murillo.
La artista se basa en las
apariciones de seres lejanos que acarician la noche. El hilo conductor de
muchos de sus cuadros es el estar y el no estar. En “Líridas de Abril” los
meteoros son sigilosos protagonistas junto con la luz que permea la oscuridad. El
espectáculo nocturno es breve, pero con infinitos encuentros y desencuentros de
polvo cósmico. Cristina nos sensibiliza ante esta situación de descubrimiento y
misterio con los otros, una dualidad que al colisionarse produce granos de
arena análogos al tiempo transcurrido entre las convergencias y las
divergencias de los seres.
Adriana Cantoral
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