Igual que por ENCUENTROS, la vida está
formada por CICLOS, aunque en realidad se entrelazan y todo encuentro es en sí
mismo un ciclo y muchos ciclos comienzan por un encuentro.
El pasado 19 de mayo se cerró un ciclo muy importante en mi vida,
la exposición TRAMA Y URDIMBRE en el MUARMO con todo lo vivido durante ese
tiempo. El ciclo de ésta exposición comenzó como un sueño hace tres años y su
forma real hace dos, con la visita al
entonces director del museo, el querido maestro Carlos Olvera (q.e.p.d.).
Recuerdo ese día con claridad, nuestra plática, su interés por el catálogo de
mi obra que le presenté y su sorpresa y
entusiasmo cuando vio por primera vez
las piezas de mármol pintado y la primera escultura con ramas y piedras
que hice. El maestro la tocó, la observó por todos lados y me dijo que le
gustaba mucho y que le gustaría que hiciera varias piezas grandes, lo
suficiente para que pudieran intervenir el espacio y la gente pudiera caminar
entre ellas e interactuar con la obra. No lo pensé dos veces y dije que si, sin
pesar mucho en el trabajo y complicación que supondría hacer piezas de ese
tamaño.
Lo que vino después de esa visita fueron
dos años de intenso trabajo, en taller y fuera de él, creando, imaginando y
solucionando los múltiples problemas que surgieron al ir realizando las
esculturas y toda la obra pictórica (más de 40 piezas).
Independientemente del trabajo, durante
esos dos años en mi vida personal hubo de todo, alegría, paz, penas, cansancio,
entusiasmo y por supuesto encuentros, (algunos realmente importantes que me marcaron) y desde luego todo lo vivido de manera
personal se ve reflejado en mi obra, en la que forzosamente descargo mi mundo
interior y mis emociones.
Ironías de la vida, el maestro Olvera que
me acompaño y apoyó durante esos dos años falleció justo unas semanas antes de
inaugurar la exposición y aunque físicamente no estuvo presente estoy segura de
que su espíritu me acompañó durante esa inauguración que por tantos motivos
guardaré para siempre en mi memoria y mi corazón. Afortunadamente la dirección del mueso recayó
en manos de Irma Aguilar, encantadora persona y brillante profesional quién me brindó
todo su apoyo y entusiasmo para lograr que TRAMA Y URDIMBRE fuera una
exposición tan exitosa.
Creo que el apego excesivo y mal entendido
es la base de muchos sufrimientos, por el contrario, soltar serenamente lo que
ya terminó y aquello que no es para nosotros, es decir, los ciclos que se
cierran genera paz interior y permiten también que nuevos ciclos comiencen.
La semana pasada se cerró un ciclo importante
para mí, el de TRAMA Y URDIMBRE en el MUARMO y a pesar de la nostalgia que Irma
Aguliar, Juan Luis Rita y yo sentíamos el pasado lunes 19 mientras los cuadros
y esculturas iban siendo desmontados y embalados, cierro ese ciclo con
paz, alegría y profundo agradecimiento
por todo lo que me dio como artista y como ser humano.
Hoy miro con entusiasmo e ilusión el
presente y el futuro, los proyectos que
comienzan y con alegría me abro a los nuevos ciclos que llegan a mí.
Una vez más agradezco desde el corazón a
todas las personas que me apoyaron, me acompañaron y de tantas maneras
estuvieron a mi lado desde que comenzó este sueño hoy hecho realidad.