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lunes, 28 de enero de 2013

Mi taller


Antes de que abra buena parte de mis más íntimas inquietudes con la obra que mostraré el próximo 1 de marzo en Toluca, quiero hablarles de mi lugar de trabajo, importante para mi, y quizá, para entender mucho de lo que ahí sale y verán en breve.



Mi taller es un lugar íntimo en cuyo ambiente tranquilo puedo permitir que mi alma asome y se muestre al mundo a través de mi pintura y otros objetos que habitan en mi imaginación. Es un espacio en paz, dónde disfruto en soledad con la compañía de mis pinceles, pinturas y ese olor de los solventes que me recuerda que estoy en casa.


En ese espacio me aíslo del mundo y puedo estar conmigo misma, escucharme, observarme y reconocer mis sentimientos y emociones, las evidentes, y también las que se esconden y prefieren no salir a la luz. Doy la bienvenida a mis recuerdos y permito que poco a poco se extiendan en el lienzo. Aunque no única, son fuente importante de mi inspiración.
A pesar de las muchas horas que ahí paso, no las siento. El tiempo y el mundo desaparecen cuando estoy pintado, en ese espacio solo existimos mi obra y yo.


Además de lienzos y pinturas, poco necesito para pasar muchas horas felices en ese reducido espacio... música, una cafetera y poco más. Las vistas de las balconadas mirando al poniente despiden el día por las tardes, mientras el sol me regala sus últimos rayos con unas vistas hermosas.

En realidad, no necesito más. Aunque en los próximos meses habrá una gran profesión pública de mi obra y mi existencia en mi taller es dónde soy feliz.

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