CONFLUENCIAS¿Qué es pintar, sino un darle forma y presencia a nuestros espacios internos a través de la materia y el color?
El artista va creando a través de sus imágenes una reflexión del mundo, y así, su propia cosmogonía. Preguntas ancestrales que habitan el alma van encontrando, a través del arte, respuestas a un querer entender nuestra presencia en esta vastedad que nos rodea. ¿Quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿qué hacemos en este hermoso “planeta azul”?
¿Y qué hacemos por él? (Perdón, ¡no pude evitarlo!)
La fuente de inspiración de Cristina es el Misterio de la Naturaleza; es la serie de Milagros que necesariamente confluyen en la Vida para hacerla ser.
Encontrar que en esa monumental masa líquida que es el mar existe una geometría ¿Qué escondes mar, al otro lado?*;que en su lecho hay un mapa que es registro de las huellas de lo que fuimos, de lo que somos. -Quietud y furia-. El mar es tu espejo cuando los rítmicos trazos que como olas en la tormenta, explotan en cielos luminosos con-fundiéndose en un sólo grito de plenitud, y el centro es el silencio total del Ciclo renovado; todo fin contiene un comienzo: el cielo y la mar iluminan de paciencia el tiempo y se envuelven en la calma de la gestación.
Confluyen los espacios, abajo y arriba se encuentran en el Confín del universo, dos espacios que con inocencia se tocan y juegan; texturas que se tornan ingrávidas y se bañan de líquidas transparencias; lo inasible del agua y del aire crea un paisaje en el que la lejanía hace visible lo invisible.
Y el cielo como cuerpo de luz en constante movimiento se niega, en su purpúrea piel del atardecer, al olvido de los pedacitos de azul que alguna vez fue; Bajo los cielos encendidos presenciamos la inminente llegada de la noche; Noche, tú que tienes a los Astros atrapados en tu red, ¡líbranos de toda oscuridad!
¿Cuántas veces hubo que nacer para lograr iluminar las tinieblas? Desde el principio del mundo, en un rítmico palpitar, la luz logra, por fin, liberarse de la gravedad nocturna y ascender, y alumbrar al universo entero, adonde se reúnen las sutiles corrientes de lo que va a ser el día.
Cristina más que ver, siente con los ojos, y ese sentir se traduce en un rico y matizado lenguaje plástico donde formas, líneas, texturas y colores confluyen en composiciones que pueden existir con referencias visuales del mundo real. Cristina interioriza formas naturales, y en un Despliegue de velas, las devuelve ya sin el peso de la realidad, llevándolas y llevándonos así a la poética de la abstracción lírica. Enhorabuena!
Liliane Hoth
Valle de Bravo, septiembre 2009.
El artista va creando a través de sus imágenes una reflexión del mundo, y así, su propia cosmogonía. Preguntas ancestrales que habitan el alma van encontrando, a través del arte, respuestas a un querer entender nuestra presencia en esta vastedad que nos rodea. ¿Quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿qué hacemos en este hermoso “planeta azul”?
¿Y qué hacemos por él? (Perdón, ¡no pude evitarlo!)
La fuente de inspiración de Cristina es el Misterio de la Naturaleza; es la serie de Milagros que necesariamente confluyen en la Vida para hacerla ser.
Encontrar que en esa monumental masa líquida que es el mar existe una geometría ¿Qué escondes mar, al otro lado?*;que en su lecho hay un mapa que es registro de las huellas de lo que fuimos, de lo que somos. -Quietud y furia-. El mar es tu espejo cuando los rítmicos trazos que como olas en la tormenta, explotan en cielos luminosos con-fundiéndose en un sólo grito de plenitud, y el centro es el silencio total del Ciclo renovado; todo fin contiene un comienzo: el cielo y la mar iluminan de paciencia el tiempo y se envuelven en la calma de la gestación.
Confluyen los espacios, abajo y arriba se encuentran en el Confín del universo, dos espacios que con inocencia se tocan y juegan; texturas que se tornan ingrávidas y se bañan de líquidas transparencias; lo inasible del agua y del aire crea un paisaje en el que la lejanía hace visible lo invisible.
Y el cielo como cuerpo de luz en constante movimiento se niega, en su purpúrea piel del atardecer, al olvido de los pedacitos de azul que alguna vez fue; Bajo los cielos encendidos presenciamos la inminente llegada de la noche; Noche, tú que tienes a los Astros atrapados en tu red, ¡líbranos de toda oscuridad!
¿Cuántas veces hubo que nacer para lograr iluminar las tinieblas? Desde el principio del mundo, en un rítmico palpitar, la luz logra, por fin, liberarse de la gravedad nocturna y ascender, y alumbrar al universo entero, adonde se reúnen las sutiles corrientes de lo que va a ser el día.
Cristina más que ver, siente con los ojos, y ese sentir se traduce en un rico y matizado lenguaje plástico donde formas, líneas, texturas y colores confluyen en composiciones que pueden existir con referencias visuales del mundo real. Cristina interioriza formas naturales, y en un Despliegue de velas, las devuelve ya sin el peso de la realidad, llevándolas y llevándonos así a la poética de la abstracción lírica. Enhorabuena!
Liliane Hoth
Valle de Bravo, septiembre 2009.
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